Efecto del cambio de hora en los niños

Cómo ya sabéis, todos los años coincidiendo con la llegada del otoño y la primavera se lleva a cabo un ajuste horario con el objetivo de ahorrar en consumo energético.

Éste próximo fin de semana adelantaremos una hora nuestros relojes y con ello, durante los días posteriores, podremos notar en nuestro organismo pequeñas molestias que normalmente no nos durarán más de 4 o 5 días. ¿Lo habéis experimentado alguna vez? Es totalmente normal. Dependiendo de cada persona los efectos pueden ser más o menos molestos y normalmente los ancianos y niños suelen ser los más sensibles a éste cambio.

El motivo es debido a que nuestro reloj biológico (ritmos circadianos) que regula todas las actividades fisiológicas de nuestro organismo, funciona siguiendo un ciclo regular de 24 horas que coincide con los estados de  sueño-vigilia, asociados a la luz natural.

Mientras durante el día nuestro cuerpo mantiene sus funciones en plena actividad, durante la noche entra en reposo, disminuyendo desde los estados de atención y alerta, hasta la temperatura, la presión sanguínea o la producción hormonal.

El pequeño desajuste provocado por el cambio de horario, hace que podamos apreciar leves trastornos relacionados principalmente con dificultades para conciliar el sueño por la noche, sintiéndonos algo más cansados durante el día, además de inapetencia y/o cambios de humor e irritabilidad.




¿Cómo ayudar a los niños?

Podemos tratar de evitar que pierdan una hora de sueño, haciéndolo de forma gradual durante los días previos al cambio de hora. Si cada noche les acostamos 10 minutos antes y por las mañanas se levantan también un poquito antes, conseguiremos compensar la hora que perdemos, minimizando los efectos de hacerlo de golpe. Lo mismo podemos hacer con las comidas.
El proceso con el cambio horario en otoño, sería justo al revés. Y si no has podido hacerlo ahora (en primavera) con antelación, también servirá que a partir del día siguiente les acuestes y levantes un poquito más tarde cada día.

De todas formas no olvidéis que si durante unos días los peques andan más revoltosos de lo normal, con menos ganas de comer o problemas para dormir, más despistados,irritables...  son síntomas pasajeros que pasarán en pocos días y requerirán de un poquito de comprensión por vuestra parte, que por otro lado también es muy posible que podáis estar sufriendo los mismos síntomas. Calma, cariño y paciencia que en pocos días todos recuperaremos el ritmo normal.


Psicóloga.
  

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